El proyecto menos pensado, la construcción más ambiciosa
sólo podría haberse desarrollado en Dubai. El lugar donde las grandes
extravagancias son cosa común y el límite parecía no existir.
Dubai es un pequeño Estado parte de los Emiratos Árabes Unidos que en
años recientes se ha venido haciendo famoso gracias a sus derroches. Es el
pequeño espacio de desierto en el Golfo Pérsico donde una gran ciudad con
enormes rascacielos sin parangón se ha abierto paso a empujones.
En 2001 se inició la construcción del mega proyecto de ingeniería y
arquitectura más grande del mundo: las enormes islas artificiales hechas por la
mano del hombre. La primera de ellas, Jumeirah, una gran hoja de Palmera se
inició en agosto de aquel año.
Vio la luz dos años y medio después cuando pudo iniciarse la
construcción de la ciudad que se había concebido sobre sus cimientos: más de
cien mil habitantes distribuidos en villas, mansiones, enormes hoteles,
restaurantes y parques de atracciones para los entonces más de cinco millones
de turistas que visitaban el emirato.
Fue gracias al desarrollo de la Isla Palm que Dubai se dio a conocer en
todo el mundo. Las palmeras 2 y 3 se construirían poco después de Jumeirah y la
pieza que cerraría con broche de oro el enorme proyecto sería una que no sólo
permitiría poner a Dubai en el mapa del mundo sino más allá, al mundo EN Dubai.
The World, el proyecto más grande de todos, a través de la construcción
de 300 islas que tendrían la forma del mapa mundial. Valuadas en sus primeras
etapas en 35 millones de dólares, llegaron a venderse hasta en 50 millones y,
al abrirse la etapa de venta, se agotó alrededor del 50% en las primeras 72
horas.
Una mansión en Jumeirah se valuaba en 1.5 a 2 millones de dólares.
Pensado todo, en la visión de los gobernantes de Dubai, para atraer a los más
acaudalados del mundo. Crear la primera isla costó alrededor de 200,000
millones de dólares. Las autoridades de Dubai esperan convertir a esta ciudad
en el centro preferido de los vacacionistas y pasar de sus 5 millones de
turistas anuales a 40 millones en 2015.
Sin embargo, parece ser que el sueño de poder comprar un pedazo de
paraíso se ha llevado por la borda la inversión de algunos cuantos. En
"The World" por ejemplo, en 2010 se dieron a conocer fotografías
tomadas desde el espacio donde se ve claramente como algunas islas de los
supuestos continentes han comenzado a sufrir los efectos de la rápida erosión
del mar y se están hundiendo.
El proyecto se fue a pique después de
la crisis económica mundial de 2009 y hoy parece que, literalmente, "hace
agua por todas partes". En "The World" se suponía que la
construcción de hoteles, resorts y mansiones privadas ya debería estar en
progreso y sin embargo, hasta la fecha no hay nada. Incluso, si se visita el
sitio web del desarrollador inmobiliario Nakheel (empresa estatal presidida por
el sultán de Dubai Ahmed Bin Sulayem) la liga a la que antes era la página
exclusiva del proyecto ha desaparecido (www.theworld.ae).
En Jumeirah, la construcción se fue dando poco a poco, sin embargo, a
pesar de ya encontrarse habitada, muchos de sus residentes actuales llevan
quejándose más de un año por los enormes problemas de contaminación que sufren.
Al construirse las islas, los ingenieros se encontraron con varios problemas,
uno de ellos era que, la barrera rompe olas que se erigió para proteger la
isla, no permitía un adecuado flujo de agua entre las hojas de la palmera para
que ésta pudiera limpiarse, generando agua estancada.
En teoría el problema había quedado solucionado al finalizar la
construcción, pero hoy que las islas ya están habitadas el agua estancada, con
sus malos olores e infinidad de mosquitos hacen que las playas de las islas
sean poco atractivas para zambullirse.
Un segundo problema, advertido por los ecologistas desde que inició la
construcción, ha sido la destrucción de la vida marina en la zona. Durante el
proceso de construcción enormes zonas mar adentro del Golfo fueron dragadas
para obtener la arena que serviría para crear las islas. Al mismo tiempo que
millones de toneladas de arena eran vertidas a pocos kilómetros de la costa,
otras miles de toneladas de roca sólida y grava se obtenían de tierra firme y
se vertían también en el mar.
Esto provocó que sobre la vida marina de la zona fueran depositadas
miles de toneladas de grava, roca y arena que sepultaron corales vivos y muchos
animales en la zona. Hoy, las playas se encuentran en una especie de laguna sin
vida, contaminada con algas y con una calidad del agua poco propicia para
cualquier tipo de actividad.
Finalmente la erosión ya causa estragos. Al ser islas artificiales su
forma, creada por el ser humano, tiene que mantenerse también de forma
artificial pues no ha sido el mar el que ha tallado sus bordes. Las islas
presentan ya lugares donde la playa simplemente se ha ido comida por el mar.
La propia línea costera de Dubai se ha visto afectada y modificada pues
las corrientes marinas cambiaron y lo que antes era una línea recta de playa,
hoy tiene asentamientos irregulares que en algunos años pueden provocar la
desaparición de grandes áreas de playa e incluso amenazan con destruir
edificios, casas y hoteles.
¿La única solución? al parecer las máquinas dragadoras tendrán trabajo
permanente en Dubai para recolocar de cuando en cuando la arena que ha sido
removida con los costos económicos y ambientales que ello tiene.
Dubai nos deja una lección muy grande, el dinero sigue sin poder
competir con la naturaleza. Los proyectos de turismo masivo, las
megaconstrucciones que no respetan el medio ambiente tarde o temprano
resultarán contraproducentes.
El Universal. (18 de Abril de 2014). El Universal.
Obtenido de http://blogs.eluniversal.com.mx/weblogs_detalle16116.html
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