Hace unas semanas, el Congreso mexicano aprobó una modificación a la Constitución que abre el sector energético a la inversión privada. Se trata de un cambio estructural en la historia económica del país.
La reforma puede producir múltiples beneficios. En materia energética, durante décadas, y debido a cuestiones ideológicas, México ha sido uno de los países más cerrados al capital privado en el mundo. La consecuencia fue un modelo de producción de hidrocarburos basado en un monopolio de Estado (Pemex) que se convirtió en una empresa ineficiente, con una pesada estructura burocrática —tiene más empleados por división que cualquier empresa petrolera del mundo—. Algo similar ocurre con el monopolio estatal de electricidad (CFE), que también tendrá que enfrentar competencia de jugadores privados.
México necesita, dentro de un ambiente de competencia económica, atraer tanto capital como conocimientos para explotar los vastos yacimientos de petróleo que existen en aguas profundas del Golfo, así como los campos de gas de lutitas (shale gas), de tal suerte que el país se pueda beneficiar de estos recursos tal y como Estados Unidos lo está haciendo.
En caso de darse una adecuada implementación, estimamos que la reforma puede más que duplicar la inversión extranjera directa que ha oscilado alrededor del 2% del PIB, lo cual significaría un aumento de al menos un punto porcentual en la tasa potencial de crecimiento. Es decir, en lugar de crecer a un promedio del 3%, se podría crecer a tasas de entre el 4% y el 4,3%. Esto puede situar a México en una trayectoria de desarrollo muy distinta de la observada en las últimas décadas.
La reforma es un muy importante paso en la dirección correcta, pero todavía quedan retos importantes por delante en lo que hace a la implementación de la misma. Quedan por definirse temas importantes en leyes secundarias. Entre ellos hay que resaltar que, ante la perspectiva de entrada de participantes privados, será necesario el desarrollo de órganos reguladores fuertes, autónomos y con capacidades técnicas para establecer reglas de juego claras y transparentes, así como para sancionar a aquellos que incurran en prácticas anticompetitivas. Es alentador que los cambios aprobados establecen las bases para que esto pueda ocurrir.
Fue un acierto dejar atrás la ideología y atacar el tema con un enfoque práctico y fundamentado en un análisis económico objetivo. La reforma puede crear más empleos, así como reducir los costes energéticos para empresas y hogares. Esto, y no un mal concebido sentido de la soberanía nacional, aumentará el bienestar de los mexicanos.
Serrano, C. (2014). La reforma energética en México. Disponible el 4 de Marzo de 2014 de: http://economia.elpais.com/economia/2014/01/17/actualidad/1389975651_741441.html
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